Un cuento para compartir

Las voces

¡Mierda que hace calor! Parece que todo el año será bravo. Unos calores insoportables. Dicen que es el cambio climático y que se yo que otras cosas más. Ayer antes de encontrarte, estuve conversando con una gente que hace mucho que está acá y me dijeron que no erra. No erra un solo día sin que el calor sea insoportable. Para colmo, no hay sombra. Yo he caminado varias leguas y no vi un solo árbol. ¡Ni uno! Los días son muy largos también y las noches cortas e infectadas con esos mosquitos gigantes que no dejan de picarte y que son enormes como murciélagos vampiros de los que veíamos en San Jaime de la Frontera cuando andábamos por allá. ¿Te acordás de San Jaime? Tampoco, bueno no tiene mayor importancia. Es que hace mucho que te fuiste y por eso muchas cosas no las sabés o te la has olvidado. Pero todo vuelve González, mirá así como nos volvimos a encontrar ahora. Cuando parecía que nunca volveríamos a estar juntos. A pesar de que las cosas cambian, como nosotros, ya no somos los muchachos que supimos ser. Ya el lomo siente el peso de la bolsa de años que lleva encima y se empieza a doblar. Y la mano no la tenemos tan firme como antes. ¡Sí, las cosas cambian!, nosotros nos vamos volviendo cada vez más y más viejos. He notado que aquí como que se envejece más rápido o será el tiempo que pasa más rápido porque cada uno de éstos días tan largos deben ser varios días de allá.
Pero yo te cuento como me pasó lo que me pasó, porque vos tenés que saberlo. A pesar que estás así, que parece que ni de mí te acordás. ¿Será este calor seco que te ha achicharrado los sesos? ¡Ni un árbol! Que distinto allá el calor es húmedo y al borde de los arroyos las arboledas son como culebras gigantes que corren entre las lomadas. ¿No te acordás? No es nada, no te amargues, yo te voy contar todo despacio y te voy a explicar, lo que necesites. ¡No puedo creer que no te acuerdes! Si debe ser el calor.
Además González vos hace mucho que te fuiste y por eso muchas cosas no las sabés.
Todo cambió en éstos últimos años. Por eso no te ubicás. Pero seguro que alguna vez anduviste por ese lugar. Sé que si. Se que anduviste por ahí porque yo te acompañé. Muchas veces me pregunto ¿por qué? No debí hacerlo, pero lo hice y no se puede llorar sobre la leche derramada. Yo siempre paso por ahí porque me queda camino al trabajo. A la madrugada está oscuro. Muy oscuro. El terreno queda al lado de la cementera. Ahora es un terreno. Así me dijeron una vez en la municipalidad: “tiene que decir terreno, porque esta en el área urbana del ejido, nada de quinta ni de chacra amigo, se dice terreno” De ahí en más siempre a todos los sitios les digo terreno.
No, a la cementera seguro no la conociste. La armaron mucho después de tu partida. A espaldas de las luces, del otro lado del alambrado perimetral. Tendrá cuarenta metros de frente por cien o ciento cincuenta de largo, ahí está el terreno.
Está lleno de chatarra desde hace algunos años. De chatarra y de pilas de desechos de hormigón que forman pequeñas montañas. La verdad que no se como llegaron esas cosas ahí. Pero ya hace varios años que el descampado comenzó a llenarse de esa mugre y últimamente está así . Además como te imaginaras entre todas esas cosas crecen los yuyos. Arbustos, cardos , enredaderas , es una selva.
Yo , a pesar de ser un hombre grande siempre me alejo de esos matorrales. No se si decirte miedo, pero uno siente un recelo, una precaución.
Pensar que todo eso en otros años era una huerta liadísima. Ya ni los frutales del fondo quedan, se habrán ido secando o los habrán cortado. Si con vos entramos entre los almácigos y las hileras de plantas de tomate. ¡Que calor González!
Miranda, ¿Te acordás de Miranda? , vos lo tenés que haber conocido, claro cuando era chico, ahora ya tiene como treinta largos, el hijo de Hortensio Benavides, a éste también le dicen Vizcacha como al padre. Si , seguro que lo conociste al vizcacha Miranda, si vivía a pocas cuadras de tu casa, lo que pasa es que no te acordás González. Se te achicharraron los sesos tanto estar aquí. No recordás tus vecinos. Bueno, el fue el primero en contarme lo de las voces. Fue una noche, un sábado a la noche en el bar de Lucho. Una noche de invierno lluviosa, recuerdo que hacía un frío negro y un viento que hacía golpear las gotas de lluvia contra los vidrios de la puerta a pesar del toldito de la vereda. Como extraño ese fresco de las noches de invierno, parece mentira. ¿Y bares aquí no hay bares? Aquí la sed permanece hasta secarnos. Bueno, te contaba. Nos estábamos tomando la última copita , ya era tarde y con esa noche tan perra éramos los únicos que quedábamos en el lugar.
-¿ Se vuelve por aquí adentro a su casa o se va por el boulevard?- me preguntó
- Pero con que necesidad voy a dar semejante vuelta m’hijo –le contesté.
-¡Yo ni loco paso por ahí adentro, por delante de ése baldío lleno de mugre!- me dijo mientras hacía girar el vaso de vino entre sus dedos.
-¿Por qué eso?- le contesté risueño, pero recordando que yo siempre me arrimaba con la bicicleta contra el otro cordón , cada madrugada, sin saber bien por que.
- Mire-me dijo serio- en ése lugar , me contó mi madre, los mataron a los García cuando ella era chica. Los mataron a todos y nunca se supo de los asesinos. Nada se supo. Y desde ésa época el lugar está maldito. Se escuchan voces, voces que llaman a la gente.
-¿voces?- le pregunté entre divertido y curioso.
- Si, voces , susurros , gritos. Muchos lo han escuchado, lo que pasa es que muchos tienen vergüenza de contarlo. – me dijo poniéndose de pie y estirándome la mano en un saludo, lo vi alejarse por el boulevard envuelto en su campera impermeable azul, luego pagué y me fui.
Mirá como son las cosas González. Y ahora me encuentro con vos aquí, después de tantos años. Tantos que ya casi no te acordás de nada.
Me fui caminando con cuidado, por el suelo mojado y por los vinos, las dos cosas te pueden hacer caer y el golpe es el mismo. Doblé la esquina alejándome del boulevard rumbo al este. Subí el cierre de mi campera hasta la barbilla y me acomodé la gorra con la visera casi cayendo sobre mis ojos para protegerme del viento y la lluvia. Al doblar la curva ¿no me digas que no te acordás que esa calle tiene una curva? Seguro que ya te ubicaste. Al doblar la curva vi las luces de la cementera, iluminando las montañas de canto rodado y los silos enormes. Miré hacia atrás y por un instante me pareció ver los álamos finitos esos que rodeaban el boulevard en aquella época, cuando lo recorrimos con vos viniendo desde el puente de fierro. ¿Te acordás la luna? Y la sombra de los álamos como barrotes de sombra sobre el camino abovedado de tierra. Miré nuevamente hacia delante, dejando atrás ese pasado que se me atravesó en el camino, seguro a causa del vino. Vi, como te decía, las luces de la cementera, lámparas de sodio sobre altas columnas blancas. Antes, a su espalda como te contaba, la maraña oscura del baldío de los García, al acercarme sentí el silbido del viento entre la chatarra y los escombros. Me reí, “las voces del vizcacha chico” pensé.
Hundí las manos en los bolsillos y seguí avanzando. Fue cuando escuché, primero como un rumor de voces lejanas, como susurros de miedo en la oscuridad y luego escuché mi nombre . Me llamaron con claridad, giré la cabeza y vi aquello , horrendo, venir hacia mí. ¿ Sabés algo González? No los tendríamos que haber matado a todos, aquella noche. ¿A los gurises para qué? En eso se nos fue la mano Gonzalez. Y las cosas vuelven. Como esas voces que me esperaron. Que me esperaron para traerme con vos. ¿Para qué los matamos a los gurises González? ¡Que calor!
Esas voces como perros fantasmales entre la llovizna. Una jauría salida de huecos en la noche. De huecos fríos Gonzalez. Sucios. Llenos del odio y la furia de la espera.
Me lo imaginé. Si, me lo imaginé, vos también las escuchaste, pero hace muchos años.
Antes, antes que todo cambie. ¿Seguís sin acordarte? Bueno mejor así. Eso es bueno, lo único bueno de éstas llamas aquí abajo, de éste calor sin sombras, en el infierno que nos merecemos, es que al parecer te traen el olvido.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------

Comentarios

  1. Insuperable Gustavo, dos vueltas completamente diferentes al final. Sabés que me encantan los finales que dan vuelta la historia, pero este de trazo doble, me dejó sin habla. Te felicito, de verdad.
    Muchos cariños!

    ResponderEliminar
  2. Excelente historia! Leía y leía, y pensaba... a dónde me quiere llevar? Y era al mismísimo infierno!!!
    Me reí mucho con "Me fui caminando con cuidado, por el suelo mojado y por los vinos, las dos cosas te pueden hacer caer y el golpe es el mismo."
    Experiencia personal, quizás?

    ResponderEliminar
  3. gustavo...

    primero me encanta ese caudal poético que no podés evitar...
    "Que distinto allá el calor es húmedo y al borde de los arroyos las arboledas son como culebras gigantes que corren entre las lomadas."
    tiene una belleza intensa casi dibujando las líneas... y después esa forma de llevar la métrica... cortadas con diálogos muchas veces indispensables...
    como partícipe de la historia me dejo llevar en su lectura... sin medir el tiempo... placidamente... y ese final...un broche de oro (pero con diamantes eh!!)
    me encanta leerte amigo querido!!
    te dejo un abrazo desde el corazón!!!

    hermosos días!!!

    beso!!!

    ResponderEliminar
  4. Excelente!! Un giro inimaginable. Hasta lograste que me conmoviera de los personajes. Y pensar que peores atrocidades se premian con paraísos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Vaya...no me esperaba esto. Muy buen escrito, de verdad que si.

    Muchas gracias por estar al pendiente de mi noche hermosa., me siento alagada de que me concedas tu visita.

    Saludos nocturnos :)

    ResponderEliminar
  6. Impresionante trabajo, de gran calidad, secuencialmente magnífico y con un final que eriza la piel. Estupendo!! Felicitaciones! Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. woww que bueno, pero que bueno!!!
    me encantó y eso que no leo extenso, pero en este caso me pareció recortito, que lindo escribís Gustavo, tenés una manera de llevar al lector casi sin darse cuenta, en este caso, justo salí cuando llegaba al final,,, jajaja!! por suerte!!! te felicito me encantó!!!! ese final, como dice mi abuela, "para alquilar balcones!!! besitos!!!!!!!

    ResponderEliminar
  8. el cuento es bueno bueno es lo que me parece tu mejor estilo y vos sabes que no pertesco al coro genial

    ResponderEliminar
  9. Me encanto este cuento, me gustaron las descripciones y el ritmo que tiene.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

La opinión siempre es bienvenida incluso las que sean críticas porque ayudan a pensar o mejorar en caso de una obra literaria. Los vituperios, insultos, opiniones xenofobas o discriminadoras serán eliminados.

Entradas populares de este blog

Otros versos de Yelda Cresta para compartir

Interpretaciones

reflexiones sobre el progresismo