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Mostrando entradas de julio, 2010

Un cuento para compartir

Probablemente este también sea un cuento demasiado largo, pero decidí publicarlo de una. Está dedicado a mi hijo mayor, en cuya compañía paseando una mañana de invierno se me ocurrió la idea. Espero que les guste. Las Murmuradoras. A Gonza con cariño Sus cuellos son largos y delgados, siempre andan con sus cabelleras al viento. Escuálidas mujeres que miran sobre los techos. Curiosas y a la vez enigmáticas. Figuras asomadas desde lo alto. Escudriñándolo todo, con insaciable avidez, desde sus balcones etéreos. Yo mirándolas, silencioso, ahora que lo sé. Sentado aquí, en este banco de madera y escuchándolas murmurar. Al fin y al cabo son viejas y las viejas siempre murmuran. No debería sorprenderme de ello. Pero ahora lo sé. Sé sobre que murmuran éstas viejas que miro callado. De pronto cierro los ojos y siento su voz en mis oídos y el viento sur suave sobre mi rostro, como una caricia. Como esas caricias frías de las manos enguantadas a la s