Sobre el Aborto Legal.
El 10 de octubre de
2010 publiqué en mi blog “Intentos Literarios” la siguiente entrada que
quiero recordar y ratificar ocho años
después cuando este tema se puso sobre el tapete de una vez por todas. La titulé:
“La realidad y la moral religiosa” para marcar un contraste entre ambas.
Partiendo de que todos tenemos derechos a tener nuestras
convicciones: religiosas, políticas, filosóficas, artísticas, deportivas, higiénico
dietéticas, elecciones sexuales o lo que se nos ocurra como ejemplo.
Pero siempre en el ámbito de lo
privado, en el sentido que cualquiera sea la convicción, el gusto, el
hábito que yo posea, es mío. O sea es una elección de índole, personal, intima,
privada en definitiva. Por tanto no puede ser extensiva lo a las
políticas públicas. Las políticas
públicas exceden el ámbito de lo privado y protegen el bien público. En el caso de la despenalización del
aborto, como en del calendario de vacunación, la salud pública.
Una virtud de las
democracias es el respeto irrestricto de las minorías y de la diversidad.
En democracia no hubieran sido posible los genocidios, como el armenio, el de judíos,
gitanos y demás durante la segunda guerra mundial, el de Ruanda hace poco. Solo
por dar ejemplos. La contracara es el
gobierno de las minorías: la Oligarquía.
Uno de los modernos sistemas oligárquicos son las Teocracias, gobiernos regidos por las religiones, como en la Edad
Media.
Y eso le cabe a cualquier colectivo, que
integrante de una sociedad, pretendiera imponer sus convicciones al resto de la
sociedad. La constitución, leyes,
todo el marco normativo es lo que regula las relaciones entre los diversos integrantes de nuestra
sociedad. Por eso las políticas públicas
exceden el marco de lo privado. En definitiva solicitando una vez más la
aprobación de la Ley de despenalización del aborto vuelvo a publicar el artículo del 10 de
Octubre de 2010.
La realidad y
la moral religiosa.
La realidad
es incontrastable. Cada día, cuando salimos a nuestra puerta, esa realidad que
se nos enfrenta es inmodificable y por lo tanto solo podemos cambiar nuestra
actitud hacia ella. Y si por supuesto pensar en cómo cambiarla, para bien, en
lo sucesivo. Por más que en mi fuero íntimo esté convencido que robar es
incorrecto, debo ser consciente que existe el delito. Por más que considere que
conducir alcoholizado es incorrecto, debo ser consciente que diariamente se
pierden vidas por esta causa. Y así, los ejemplos abundan. Dentro de esa
realidad existe un dato terrible. Un dato que de solo leerlo nos eriza la piel.
Una situación que lamentablemente aqueja a los sectores más desprotegidos de la
sociedad. Son las muertes por abortos clandestinos. La principal causa de
muerte materna en la república argentina, 82/100.000 nacidos vivos es por esta
causa. Vidas de mujeres jóvenes y en su gran mayoría pobres que se pierden por
esta práctica. Que por otra parte es un gran negocio para algunos. Quienes
hemos visto morir adolescentes casi niñas por un cuadro séptico debido a ello,
sabemos cuál es esa realidad. Y que distante está de los conceptos abstractos y
de los dogmas morales. Por eso creo que es indispensable que se apruebe el
proyecto de Ley sobre ésta materia. No estoy haciendo proselitismo sobre el
Aborto, creo que la educación sexual, los medios de control de la natalidad, y
la mejora global de la calidad de vida de la población son las soluciones de
fondo, pero como expresé antes el Estado debe dar respuesta ante las realidades
concretas. Y más aún ante una tan terrible y costosa en vidas como ésta. Se
respeta además el derecho de los objetores de conciencia. Nadie prohibirá por
otra parte que los distintos grupos confesionales puedan seguir predicando las
conductas que consideren adecuadas y se ajusten a sus creencias. Pero el Estado
debe garantizar la Libertad y el Acceso Seguro y Gratuito a la interrupción del
embarazo, lo que evitará muchas muertes injustas
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