En tiempos de coronavirus, dengue y otras calamidades. En la tormenta perfecta publico otra entrada
Leonor Leonor era renuente, me dijo que estaba comprometida, pero yo en el brillo de su mirada detecté que se sentía atraída. Es que, en parte, soy como esos buscadores de oro, que tamizan el lecho de los ríos, identificando entre piedras y guijarros el metal precioso. De la misma forma identifico ese velado brillo en los ojos de las mujeres. Es bueno aclarar, que muchas veces en una relación, lo más atrayente es el proceso mismo de la conquista, de la seducción, ese juego en el que echamos mano a nuestros recursos más audaces o imaginativos para ganarnos los favores de ella. Y ese juego nos abre el apetito, despierta el erotismo, nos hace desear con más intensidad. El deseo es motor potente. No debo aclarar que su compromiso fue para mí un aliciente adicional. La competencia o quizás eso de compararse, de sentir en el fondo la necesidad de ser aprobado, elegido. Desarrollar al máximo capacidades, actos de los que no nos cr...