El mandatario argentino, es un cabal exponente de los populismos de ultraderecha que están en ascenso en el mundo actualmente. Nada tiene que envidiarle en el ejercicio autoritario del poder, a Orban, Bukele, Putin o al propio Trump y algún otro de los múltiples personalismos contemporáneos. Aupado en sus modestos éxitos macroeconómicos, cuya sustentabilidad permanece en la incertidumbre, a exacerbado el uso de la violencia política y su deliberado ejercicio del odio como elemento de división de la sociedad argentina. Nótese que hablo de violencia y no de agresividad (que sería innato) porque se trata de un proceso socio cultural, siendo su ejercicio deliberado y en la búsqueda de un fin. En este caso la supresión simbólica o efectiva de todos aquellos que no obedezcan acríticamente, los designios del poder. Tal como ocurrió en la década del noventa y durante todo el kirchnerismo, la opinión pública argentina, prioriza las reales o ficticias bonanzas ...
Comentarios
Publicar un comentario
La opinión siempre es bienvenida incluso las que sean críticas porque ayudan a pensar o mejorar en caso de una obra literaria. Los vituperios, insultos, opiniones xenofobas o discriminadoras serán eliminados.