La casta y la moral

 

LA ARCADIA PERDIDA (LA MORAL, LA POLITICA Y LAS SOCIEDADES)

Invocar la moral como rectora de las relaciones sociales es un salto al vacío.

La moral puede definirse de muchas formas, una aceptada  en general,es la siguiente: "moral" o "moralidad" es el conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que ofician de guía para el obrar, es decir, que orientan acerca del bien o del mal — correcto o incorrecto— de una acción.  Basándonos en el bien y el mal, nos enfrentamos con la dificultad de definir una cosa y la otra. El bien  y el mal, son dos  conceptos absolutamente relativos. Lo que para una Persona o Grupo Social  está bien, para otra persona o grupo social está mal. La Moral debe ser contextualizada. Pueden existir tantas “Morales” como escala de valores tengan los distintos grupos sociales.

Imponer una escala de valores  no consensuada a un grupo social es una forma de autoritarismo hasta de totalitarismo.   La Moral no es una ciencia exacta, ni siquiera es una ciencia. 

Lo que está bien en una Teocracia Islámica  no lo está en una democracia Europea.  Lo que esta bien para una tribu  centroafricana no lo será para la mayoría de los habitantes de Shangai.

La superioridad moral fue uno de los instrumentos principales del colonialismo, para autojustificarse. La superioridad moral fue uno de los principales móviles de muchas guerras y matanzas a lo largo de la historia.

“La génesis de la idea de desarrollo se remonta a la Grecia antigua, pasa por una reinterpretación Cristiana y otra transformación durante la Ilustración. En el discurso público de los dominadores la idea de desarrollo es articulada bajo una analogía evolucionista que implica la existencia de fases, etapas, en fin, estados de desarrollo. Bajo la influencia de etiquetas que construyen y visibilizan su nueva identidad (“bárbaro”, “primitivo”, etc.), el más débil es presionado a imitar al más fuerte para alcanzar su “estado superior” de civilización.” Esta es una justificación moral, sirva como ejemplo.

Los ejemplos pueden ser ilustrativos para el análisis de las imposiciones morales no consensuadas como  rectoras de las relaciones  sociales  o interpersonales.  Ejemplos: para el grupo A es BUENO como conducta no ayudar a nadie, ni siquiera a sus hijos, al extremo que no existe obligación de alimentarlos, se desprende de ello que mucho menos a terceros.   Es BUENO el libre comercio de niños, ya que son propiedad de sus padres y estos pueden disponer de ellos.    Es BUENO el libre comercio de órganos humanos.

Para el grupo B  todas estas conductas son CONSIDERADAS MALAS. Es válido preguntarse como grupos que defienden a ultranza la organización familiar pueden aliarse con aquellos que anhelan una sociedad en la que habrá “un floreciente comercio de niños”

Otro ejemplo muy válido es la posición ante los derechos de las minorías y los derechos que podríamos denominar privados y personalísimos. Existen en distintos grupos sociales, países regímenes políticos,  valoraciones distintas con respecto  a ellos.

En definitiva no hay conductas que sean aceptadas en forma uniforme.  SE REQUIEREN CONSENSOS NORMATIVOS Y NO IMPOSICIONES  “MORALES” La Inquisición, es un ejemplo histórico de este tipo de imposiciones.  Las persecuciones étnicas también han tenido un trasfondo “Moral”.

 

 

La adjetivación de los otros y su descalificación. “Ladrones”, “Delincuentes”, “Basuras”,  “Ratas” por el solo hecho de  no pensar igual, es otro  ejemplo de adjudicarse una superioridad moral. Es una enfermedad una especie de ceguera, en que no podemos ver la posibilidad  de otras interpretaciones de la realidad.  Incluso es válido decir otras creencias, ya que los valores morales no constituyen evidencias sino creencias. “Yo creo que esto o aquello es bueno o es malo”.  Esta ceguera puede ser personal o afectar a un grupo social. Y conlleva una imposibilidad de dialogar.

La imposibilidad de  lograr consensos, en definitiva de respetar el contrato social.  Rescatar esta ceguera como una virtud, es la base de todo fundamentalismo, de todo totalitarismo.

Los afectados de esta Ceguera se auto-perciben como Ángeles Exterminadores, en una lógica de Probos e Improbos.

Existe una oposición entre las democracias liberales republicanas y los totalitarismos populistas de izquierda y derecha.  Este es el nuevo dilema del mundo actual.  Los totalitarismos, basados en una supuesta superioridad moral, avanzan sobre las democracias.  Usan los mecanismos del sistema democrático para  llegar al poder  y destruir el sistema.

Destruido el Sistema  prevalece  el derecho del poder, sobre el poder del derecho.

En definitiva el poder del más fuerte, individuo o estado según el caso, es lo que prevalece una vez que se destruye el sistema. En algunos casos es difusa la frontera entre individuo y estado, donde prevalece el culto a la personalidad.  Esa destrucción del sistema puede derivar en

a) un sistema de partido único como en china o en cuba.  A su vez estos ejemplos son distintos porque uno de ellos, Cuba, mantiene una  economía de estado, planificada, al estilo de la antigua Unión Soviética.  Venezuela está siguiendo este camino. China en cambio es un totalitarismo con una economía capitalista  b) sistema de partido único con un sesgo militarista, como Corea del Norte, donde una dinastía, supuestamente socialista, gobierna el país con mano de hierro.  Ese camino fue el de la Alemania Nazi, Japón  militarista, Italia fascista y España franquista con menor intensidad (en todos estos casos existe o existió el culto a la personalidad)  c) Una tercera vía la más en boga en la actualidad, es la de los individualistas extremos, que pregonan la desaparición del estado. Desconocen las convenciones sociales que organizan las comunidades. Denostan la solidaridad dentro de la sociedad (Nadie es merecedor de nada que no pueda proveerse por si mismo, por eso los niños no tienen derechos), la salud y educación públicas son colocadas como un disvalor, se estimula el uso de armas por la sociedad. Se dice “yo vengo a devolverte tus derechos como individuo, derecho absoluto sobre tu cuerpo y tus propiedades (incluidos tus hijos), te permito que te armes para que te defiendas”,  se promueve el trabajo infantil,  el estado desaparecerá y serás libre para ganar y perder. O sea imperara el derecho del poder, la ley de la selva, no el poder del derecho desaparece todo contrato social. O será reemplazado por otro donde prevalecerá el derecho del poderoso. D)  Existen también monarquías, organizaciones tribales y otras variedades de organizaciones sociales pero son minoritarias. Y en general no son modelos que ejerzan un proselitismo activo.

 

 

 

Los  modelos totalitarios como el de Cuba, China, Venezuela, Corea del Norte, Alemania Nazi, Japón militarista, Italia Fascista, España Franquista son claros en su mensaje, no esconden su modelo, lo pregonan claramente. No olvidar  que Hitler fue votado por millones de alemanes en el caldo de cultivo  de la entreguerra, la crisis y la desilusión.

En general se invoca una arcadia pasada, que nunca existió. Por ejemplo “la argentina elitista y agroexportadora de principios del siglo XX era la primer potencia mundial”, “ su decadencia vino con el voto universal y obligatorio en 1916” Ambas afirmaciones son al menos controversiales, por no decir directamente falsas. Como la superioridad de la raza Aria o los pasados mitológicos invocados por muchas civilizaciones.

Los individualistas extremos, en cambio, pregonan la libertad.  Lo que no explican es que significa esa “Libertad” en las condiciones de vida de la  humanidad.  Ocultan muchas veces las verdaderas consecuencias de sus propuestas, valiéndose de preguntas vacías de contenido, basadas en sus conceptos dogmáticos o directamente preguntas engañosas, preñadas de mala fe. Cabe preguntarse  ¿este supuesto avance lo es realmente? ¿O constituye un retroceso en la organización social?  Nos dicen “La libertad implica responsabilidad” eso ya lo sabemos y lo compartimos los que no somos deterministas, ni terraplanistas. Ahora ¿La libertad individual no debe ser limitada por normas que impidan que la libertad del más fuerte termine con la libertad del más débil? Es una discusión propia de la época de Hobbes. Aclaro que no creo en un estado fuerte y autoritario como afirmaba Thomas Hobbes, pero reconozco su papel en garantizar la convivencia de los individuos en un marco normativo (No Moral sino Legal y consensuado en una constitución democrática) promover la igualdad de oportunidades como herramienta que a través del mérito permita la movilidad social.  No es deseable un Estado agobiante pero tampoco su ausencia. Donde, alguien, sea “Ladrón” o “Delincuente” porque así lo determina una justicia independiente y no por el epíteto de un líder político.  Y nunca el otro sea “basura” o “rata” por una supuesta inferioridad “moral”.

 Parece irreal hoy en pleno siglo XXI tener que discutir  sobre esto, pero el deterioro de la educación, de la economía y el bienestar de nuestras comunidades lleva al enojo irracional que puede ser canalizado a través de estas alternativas autodestructivas.

En periodos de profunda desazón, de crisis económicas, de sociedades postradas, aparecen estas tentaciones.  La salida fácil,  el Mesías encarnado en un individuo, en un Partido único, en un líder religioso. Esto implica un peligro extremo para las democracias liberales  y republicanas.  Para nuestra verdadera Libertad y expectativas de desarrollo personal  y social

El Verdadero riesgo para las Democracias, es la aparición de estos Totalitarismos. Que nos ofrecen un horizonte distópico. Está en nosotros como sociedad el saber encontrar el camino dentro de la República  y las leyes que nos permita salir de este momento de dolor. Que nos permita consensuar un camino de salida, una hoja de ruta, una idea de país superador. Y nos resguarde de estas tentaciones totalitarias que solo pueden traer más dolor y sufrimiento.

Esta  es nuestra  verdadera Libertad y los intelectuales argentinos están obligados a pensar ese país posible.  A encarar las reformas necesarias sabiendo que son difíciles, que es un camino arduo y largo, pero que existe una Argentina Posible y Mejor, que nos exige e incluye a todos.                       

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