reflexiones sobre el progresismo

Argentina se encuentra inmersa en una profunda crisis económica, social, política y cultural. Tras cuarenta años de democracia, asistimos a una sociedad desconcertada, enojada e impaciente. En mi opinión fenómeno más marcado en la población sub 35. Aquellos que no vivieron los horrores de la dictadura. Jóvenes nacidos  luego de 1983. Aquellos que fueron moldeados primero como consumidores en su crecimiento durante los noventa y luego sometidos al adoctrinamiento y degradación del populismo kirchnerista( laclau-mouffe). En definitiva nunca vivieron un rol de ciudadanos, artífices de su destino y responsables de los rumbos del país, siempre fueron subordinados al poder estatal o al mercado. Sometidos a diversos relatos. Sin capacidad de evaluación crítica de los mismos debido al deterioro educativo y las urgencias económicas. Eso llevo a confusiones que distorsiónan y cruzan toda la política argentina.  Así como muchos confunden un estado eficiente,  vigoroso pero razonablemente pequeño, con un estado ausente que claudique de su obligación de garantizar las relaciones entre privados y de garantizar educación, salud y seguridad. Otros han  confundido ,concientemente y en su propio beneficio el Progresismo con el populismo distribucionista. El progresismo bien entendido es el que garantiza la movilidad social , a través del mérito personal (el esfuerzo y dedicación) lo que no se debe confundir con la meritocracia (sistema que se refiere a los sectores más acomodados ya desde el siglo XIX) mientras que el populismo distribucionista consolida la exclusión y la pobreza en beneficio de la élite populista gobernante, que a través de dádivas y asistencialismo se perpetua en sus privilegios y perpetua a los sectores vulnerables en su carencia de ciudadanía.  Argentina está ante la disyuntiva de recuperar la senda de democracia republicana, ciudadanía y verdadero progresismo o caer en populismos de uno u otro signo que profundizarán nuestra decadencia y nos pueden conducir al autoritarismo y la violencia política.