El papel
El papel La señora Ventura, siempre tiene una consulta más que hacer. Yo estoy convencido que debo darle a cada paciente el tiempo que corresponda. No solo tratar su enfermedad sino también escucharlo. La señora Ventura pone a prueba mi disposición. Me da la mano para despedirse y recuerda de pronto algo y vuelve a sentarse. Me quería preguntar esto o aquello. No se si habré dejado translucir un involuntario gesto de fastidio, por ahí mi lenguaje no verbal se escapa a mi dominio. La señora Ventura esta vez me saludó por cuarta o quinta vez, pero no tuvo más consultas que hacer, más allá que gozaba de una salud admirable para su edad. Abrí la puerta de la sala de espera para dejarla salir, mientras la saludaba cortésmente. Parado junto a la puerta estaba él, con sus jeans gastados varios talles más grandes que el suyo, la remera decolorada fuera del pantalón y su infaltable gorra de visera. Su barba de varios días y su bigote negro poco cuidado, eran parte de su identidad. ...